Primera
estrofa.
De la paz en la dicha suprema,
siempre noble soñó
El Salvador;
fue obtenerla su eterno problema,
conservarla es su gloria mayor.
Y con fe inquebrantable el camino
del progreso se afana en seguir,
por llenar su grandioso destino
conquistarse un feliz porvenir.
Le protege una férrea barrera
contra el choque de ruin deslealtad,
desde el día en que su alta
bandera
con su sangre escribió:¡LIBERTAD!
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Segunda
estrofa.
Libertad es su dogma, es su guía
que mil veces logró defender; y
otras tantas, de audaz tiranía rechazar
el odioso poder.
Dolorosa y sangrienta es su historia,
pero excelsa y brillante a la vez;
manantial de legítima gloria, gran
lección de espartana altivez.
No desmaya en su innata bravura,
en cada hombre hay un héroe inmortal
que sabrá mantenerse a la altura
de su antiguo valor proverbial.
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Tercera
estrofa.
Todos son abnegados y fieles
al prestigio del bélico ardor,
con que siempre segaron laureles
de la patria salvando el honor.
Respetar los derechos extraños
y apoyarse en la recta razón
es para ella, sin torpes amaños,
su invariable, más firme
ambición.
Y en seguir esta línea se
aferra
dedicando su esfuerzo tenaz,
en hacer cruda guerra a la guerra:
su ventura se encuentra en la paz.
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